Seguro que todos habéis conocido
alguna persona adulta que en ciertos aspectos se comportaba como si
de un niño se tratase. Esta manera de relacionarse y comportarse es
lo que se llama en psicología ser Inmaduro emocionalmente.
Este tipo de personas a pesar de estar
ya adentradas en la adultez, manifiestan unos rasgos psicológicos
propios de la infancia, dan la impresión que ni los años ni sus
experiencias a lo largo de su vida les han servido para adquirir un
equilibrio en sus acciones.
Que se esconde detrás de estos
comportamientos?, el apego emocional que se adquiere durante la
infancia, el contacto y las primeras relaciones que un niño adquiere
con su principal cuidador, sea la madre o otro sujeto que supla las
funciones parentales. Con un apego inseguro, el sujeto va adquiriendo
unas características inmaduras emocionalmente, son personas mas
susceptibles al placer y por contra muy poco tolerantes al dolor.
Estas dos facetas desembocan en un infantilismo cognitivo y un
egocentrismo que hace que el sujeto no sea capa de desapegarse de
nadie y de nada. Un adulto que sigue teniendo las típicas
pataletas de niño.
Cuales son los rasgos característicos
de una persona emocionalmente inmadura?, según investigaciones
psicológicas llevadas a cabo:
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Bajo umbral para el dolor: Evita afrontar o ignora las situaciones de dolor. Cuando experimenta incomodidad, provenga de donde provenga, le resulta insoportable, convirtiendo la situación en sufrimiento y pesadilla.
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Siempre en búsqueda de sensaciones: nada le parece suficiente, se comporta como un adicto a la novedad y estimulación.
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Baja tolerancia a la frustración: cuando una situación no resulta ser como le gustaría que fuese, se desencadena en él, la ira y pataletas, mediante la sofisticación o disimulación.
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Emociones: ante los problemas su preocupación es dirigida a aliviar el malestar en vez de resolver el problema, esto significa que si lo repite en el tiempo, los problemas quedarán sin solucionar.
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Introspección: dificultades para observarse y evaluarse, lo que implica que su auto-concepto y auto-conocimiento son pobres, superficiales y estériles.
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Su ilusión o fantasía: defienden y mantienen la creencia irracional que el mundo es estable, que no cambia. Esta visión hace que su mente no este preparada para las perdidas.
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Impulsividad: su auto-control es muy deficiente, los estímulos tienen gran poder sobre su conducta. La falta de una actitud reflexiva le hace asumir comportamientos donde el primer impulso es actuar y después pensar. Primero aparece la emoción y después el pensamiento.
La
persona que es madura emocionalmente, es capaz de ver lo que es,
tiene una visión realista y se quita el velo de el auto-engaño. La
persona inmadura emocionalmente, no suele arriesgarse, el riesgo le
incomoda. No pone en peligro su fuente de seguridad y placer. Queda
enganchado a su pasado, es su piedra angular.
Al
fortalecer el amor propio y la dignidad se logra fortalecer la
seguridad en uno mismo que permite un crecimiento personal y
autentico.
Gracias por leerme y compartir.
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