A todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido dificultades para expresar cuando algo o alguien con sus actitudes o comentarios nos molesta, si nos hemos guardado nuestros sentimientos y lo hacemos habitualmente al final nos termina por pasar factura. En primer lugar nos aparece resentimiento y en segundo lugar nos echamos la culpa por no haber sabido expresar nuestro desagrado. Esta actitud de callar delante de situaciones que consideramos invasivas hacia nosotros, la mayoría de veces nos viene de como hemos sido educados. Se trata de desaprender lo que en otra época hemos aprendido, ya no somos niños, somos adultos que podemos expresar nuestros sentimientos cuando algo nos afecta directamente, por mas que la persona que tengamos delante la consideremos un individuo con autoridad, pareja, jefe, amigo, compañero. Tiene que quedar claro que por mas autoridad que nosotros le otorguemos, nadie tiene el derecho de denigrarnos, o ignorarnos.