Una paradoja es una verdad que
parece una mentira.
Jorge Luis Borges
El término paradoja significa:
“directamente contrario a la opinión que sobre un tema se tiene”
o “conocimiento que se opone al sentido común”. (Castellá
2001:9).
Al encontrarnos frente a una paradoja,
ésta nos confunde de inicio, ya que viene a romper con la idea
generalizada que tenemos acerca de ese tema; de entrada nos choca y
desafía nuestra razón, y quizás la primera sensación que
experimentamos sea de rechazo e incredulidad. Sin embargo, a la vez
nos seduce, nos llena de asombro, nos deja perplejos, nos deslumbra y
se mantiene presente revoloteando en nuestra cabeza, hasta el momento
en que finalmente admitimos la gran verdad que la paradoja encierra.
Budistas , chamanes y grandes sabios
han utilizado las paradojas a través de los siglos para transmitir
mensajes, enseñanzas y para que sirvan de guía a las personas hacia
la solución de algún conflicto o dilema.
Una de las grandes paradojas de todos
los tiempos se le debe a Sócrates al reconocer el conocimiento de la
carencia de todo conocimiento: “Yo sólo sé que no sé nada”.
Las paradojas aparecen en referencia a
nuestra vida cotidiana, y están allí para recordarnos grandes
verdades.
Ejemplos de paradojas en la vida
cotidiana:
Referirse al placer como medio y no como
fin : “Cuando se vive para sentir placer no se
siente el placer de vivir; mientras que, cuando el placer resulta de
la vida, vivir resulta un placer”.
Otra paradoja, que afirma que el amor
a lo material también tiene algo de espiritual: “Para
crecer espiritualmente, también es necesario amar lo material”.
El cliché tan difundido de que “la
belleza es algo interno y no tiene nada que ver con la apariencia”.
Al escuchar esto, reflexiono acerca de lo paradójico que esto suena,
sobre todo cuando quienes afirman esto, son precisamente los que no
tienen esa belleza interna y sí consideran tener la externa.
Otra paradoja que versa sobre nuestras
relaciones personales y sobre todo las de pareja es la siguiente:
“Cuanto más arduamente trato de retener a alguien, menos lo voy
a lograr y, al contrario, más fácilmente querrá alejarse de mí”.
O esta otra “cuanto más esfuerzo
hago por encontrar la seguridad total, más inseguro me siento”,
o bien, “más me esfuerzo por encontrar la felicidad, más
infeliz seré”.
Por otro lado las paradojas
pragmáticas –instrucciones y predicciones paradójicas— son
las que representan mayor interés debido a las consecuencias que
éstas tienen en la conducta. Son mucho más frecuentes de lo que
podemos suponer y se dan en las relaciones en las que existe un
fuerte vínculo complementario que posee un gran valor para la
supervivencia física y/o psicológica de una, varias o de todas las
personas involucradas: interacción paterno-filial; la situación de
enfermedad; la dependencia material; el cautiverio; la amistad, el
amor; la lealtad hacia un credo, una causa o una ideología; o la
situación psicoterapéutica.
Transmiten un mensaje que está
estructurado de tal modo que se afirma algo, por ejemplo, “Te
quiero, hijo mío” , pero a la vez se afirma algo acerca de la
propia afirmación, por ejemplo, puede transmitirse analógicamente
rechazo corporal. Estos “dobles mensajes” provocan
confusión en el receptor ya que es imposible amar y no amar a
alguien a la vez.
Otra característica de la instrucción
paradójica es la imposibilidad que tiene la persona en el
plano inferior de la relación para evadir el marco establecido
por el mensaje. Las formas en que el receptor podría resolver la
paradoja serían: discutiendo la naturaleza absurda del mensaje, o
bien, abandonando el campo de interacción.
Las dos soluciones son imposibles de
llevar a cabo, dado el alto grado de dependencia e intensidad que
existe en la relación. El receptor pierde si lo hace y pierde si no
lo hace, se encuentra ante una ilusión de alternativas, no tiene
opciones reales entre las que debe elegir la correcta.
Un ejemplo de esto es la situación en
la que una persona le dice a su cónyuge: “Si te vas, me
voy a suicidar”.
Ante esto, independientemente del
camino que tome, el cónyuge pierde: si se va, puede vivir con la
inquietud de que él/ella lleve a cabo su amenaza y él/ella termina
sintiendo desasosiego o culpa; si se queda para evitar que él/ella
se suicide, él/ella termina sintiéndose mal, ya que él ya no
quiere estar con ella.
En la relación terapéutica se lleva
a cabo lo que se denomina la prescripción del síntoma, en
contraste con la prescripción de un comportamiento que “lógicamente”
es la solución al síntoma del paciente, consiste en sugerir al
paciente que se comporte como ya lo está haciendo, es decir,
“darle más de lo mismo” o utilizar la idea de que “lo
semejante cura lo semejante”. Al realizar “espontáneamente”
la conducta que desea suprimir, el paciente recupera el control sobre
su síntoma, control que había perdido al sentir que no podía
evitar actuar como lo hacía.
La explicación es que si se le
pide a alguien que se comporte de una determinada manera que él
considera espontánea, entonces ya no puede ser espontánea, porque
la exigencia hace imposible toda espontaneidad .
Asi somos de complicados y
contradictorios los humanos
más me esfuerzo por encontrar la felicidad, más infeliz seré”. No entendi que quiere decir, alguien me explica?
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